Alboroto
2013-03-03 13:18:47 UTC
pera (2-1) por empeño a un rival sin alma, sin fútbol, sin Messi...
a.. "¡Fuerza que hay que ganar!" Por DIEGO TORRES
b.. ESPECIAL Liga de fútbol
José Sámano Madrid 2 MAR 2013 - 12:09 CET
Benzema marca el primer gol del partido. / JUANJO MARTÍN (EFE)
http://deportes.elpais.com/deportes/2013/03/02/actualidad/1362222570_456918.html
El Barça está en urgencias. Hoy es una ruina, se ha desplomado en lo
futbolístico, en lo físico y en lo anímico. Su eterno enemigo le hizo pagar
su extrema indolencia y, para su espanto, sin necesidad de envidar con los
titulares. Al Madrid le bastaron algunos secundarios para despachar a un
adversario sin alma, sin tensión. Un equipo rutinario que primero se abanicó
con la pelota ante un Madrid candado en defensa y luego dimitió en toda
regla. Como cualquiera del pelotón, el Barça buscó una pésima coartada en un
penalti no pitado de Sergio Ramos a Adriano en el último suspiro. Una burda
excusa, por más que fuera penalti, que no puede camuflar su nulidad. Al
equipo le falta un guía, alguien que apriete en cada entreno, alguien que
tire de la hamaca a un grupo de jugadores al que sin timón le ha dado por la
vida contemplativa. Messi, por más que anotara, es la foto del Barça actual:
en Chamartín se dio todo un paseo, de puntillas, pasito a pasito. Si no hay
intervencionismo desde la cúpula, si el Atlético aprieta y el Madrid acelera
puede que ni la Liga la tenga ya tan cerca.
REAL MADRID, 2; BARCELONA, 1
Real Madrid: Diego López; Essien, Varane, Sergio Ramos, Coentrão (Arbeloa,
m. 69); Pepe, Modric; Callejón, Kaká (Khedira, m. 58), Morata; y Benzema
(Cristiano, m. 58). No utilizados: Adán; Carvalho, Özil e Higuaín.
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Thiago (Tello, m.
86), Busquets, Iniesta; Pedro (Adriano, m. 77), Messi y Villa (Alexis, m.
67). No utilizados: Pinto; Puyol, Cesc y Song.
Goles: 1-0. M. 6. Benzema. 1-1. M. 18. Messi. 2-1. M. 82. Ramos.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Alba, Piqué, Ramos, Thiago, Morata, Arbeloa,
Alves, Iniesta y Valdés. Roja a Valdés (m. 94).
Bernabéu. Unos 83.000 espectadores.
Un poco de chispa le sirvió al Madrid, más intenso, más agresivo. Menos dado
a la siesta de sobremesa propuesta por los azulgrana. De entrada, sin
Alonso, sin Özil, con Cristiano bajo techo, el Madrid fue Pepe. El
portugués, exiliado por la excelencia de Varane y Ramos en el centro de la
defensa, se enquistó en el medio campo. Toda una declaración de intenciones
de Mourinho, que ordenó un equipo cerrado, con Morata y Callejón a destajo
por las orillas, con Kaká y Modric para nada, extraviados en un encuentro
previsto para tapar y tapar, con la manta hasta el cuello. Un conjunto con
la persiana bajada en su propio estadio. La hinchada, con tal de la
victoria, lo perdona. De hecho, la gente se dio a la silbatina con el
trámite del Barça. Un tostón hasta para Oriente. Los barcelonistas con el
balón al trote para nada; los madridistas encantados en su guarida.
Un mal pase de Thiago para un Messi que quiso recibir sin chicha alguna,
derivó en un robo de Ramos, para el que no hay bolo que valga, y la
consiguiente jugada de Morata por el costado izquierdo. Su centro lo remató
Benzema entre la parsimonia de Valdés y Mascherano. El Barça de estos
tiempos: 14 partidos consecutivos encajando un gol. La presencia de Villa no
dio profundidad a los suyos. Da la impresión de que el ataque ya es algo
exclusivo de Messi, al que nadie se atreve a quitar ese foco. No hay apenas
desmarques de ruptura. Hubo uno, sí, del propio Messi, claro, que se
infiltró en área local tras un pase de Alves. Su remate bajo las piernas de
Ramos superó a Diego López, que no protegió bien su poste más cercano. El
empate fue un estrechón de manos, un beso entre ambos. Con la Champions a la
vista, todo un armisticio. Tieso el anodino Barça y con la mente en Old
Trafford su contrario. Un clásico somnoliento hasta el segundo acto. No es
que llegaran las florituras, pero los azulgrana ya no quisieron ni la pelota
y el Madrid se quitó algo las esposas. Irrumpió Cristiano Ronaldo y los de
Mourinho tuvieron otra marcha. Morata, en un partido muy completo, no solo
sujetó a Alves, sino que flirteó con el gol. Primero en un cabezazo al
lateral de la red; luego, en los mejores momentos del Madrid en un mano a
mano con Valdés tras un excelente servicio de Pepe. Roura movió ficha.
Alexis por Villa. Busca y busca el Barça quien escolte a Messi y no da con
la tecla. Alexis pasó de la grada en la Copa a ser el revulsivo. Sin
noticias de Tello, un agitador, alguien con descaro, profundo, picante.
Hasta Adriano se le anticipó en el cambio. A todo esto, ni un plano de
Messi.
Con más ahínco, con más empeño, solo el Madrid le puso garbo. Animado por
Cristiano y blindado por Varane, que crece y crece sin parar, los blancos
jugaron con comodidad, aupados por la pachorra visitante. Una falta de
concordia entre Piqué y Alves provocó un córner. Lo ejecutó Modric y Ramos
cabeceó a la red. En los tres últimos clásicos, tres goles de centrales
madridistas a balón parado. Otra evidencia de este Barça distendido,
aflojado, sin apetito. Poca cosa para un Madrid en combustión copera y hasta
para un Madrid con las miras en Manchester. La jugada final con Ramos
zancadilleando a Adriano no debiera valerle como excusa. El victimismo nunca
es una buena receta. Y, frustrado, lejos de mirarse el ombligo, el equipo
apela ahora al rollo arbitral. Se le vio a Roura en la previa copera y en el
Bernabéu a Valdés, descompuesto en su arrebato final con Pérez Lasa. Este
Barça necesita remedios inmediatos. Al club le toca mover ficha y tomar
decisiones. Sin alguien que le devuelva el colmillo, la desidia le puede
condenar al destierro absoluto. Ya no es suficiente ir a rebufo de lo que
fue.
Para el Madrid, una semana de rearme emotivo que le devuelve a la senda que
perdió al inicio del curso. Volará a Inglaterra fortalecido. Su paisaje es
otro y el descalabro liguero no solo tiene corrección, sino mucho más. En su
horizonte hay esplendor. Llega entero al momento culminante de la temporada.
Al revés que este Barça sin brújula, empecinado en verse por el retrovisor,
como si el presente fuera episódico.
Messi, como Di Stéfano
Al marcar por decimosexta jornada liguera consecutiva, el argentino Leo
Messi consiguió igualar un récord más en su impresionante carrera: a los 25
años, La Pulga ha celebrado 18 goles en los clásicos que enfrentan a Real
Madrid y Barcelona, tantos como el mítico Alfredo Di Stéfano, hasta ahora el
líder en solitario de la lista. Les siguen Raúl González, con 15 goles;
César, Gento y Puskas, que levantaron los brazos en 14 ocasiones; y
Cristiano Ronaldo y Santillana, ambos con 12.
a.. "¡Fuerza que hay que ganar!" Por DIEGO TORRES
b.. ESPECIAL Liga de fútbol
José Sámano Madrid 2 MAR 2013 - 12:09 CET
Benzema marca el primer gol del partido. / JUANJO MARTÍN (EFE)
http://deportes.elpais.com/deportes/2013/03/02/actualidad/1362222570_456918.html
El Barça está en urgencias. Hoy es una ruina, se ha desplomado en lo
futbolístico, en lo físico y en lo anímico. Su eterno enemigo le hizo pagar
su extrema indolencia y, para su espanto, sin necesidad de envidar con los
titulares. Al Madrid le bastaron algunos secundarios para despachar a un
adversario sin alma, sin tensión. Un equipo rutinario que primero se abanicó
con la pelota ante un Madrid candado en defensa y luego dimitió en toda
regla. Como cualquiera del pelotón, el Barça buscó una pésima coartada en un
penalti no pitado de Sergio Ramos a Adriano en el último suspiro. Una burda
excusa, por más que fuera penalti, que no puede camuflar su nulidad. Al
equipo le falta un guía, alguien que apriete en cada entreno, alguien que
tire de la hamaca a un grupo de jugadores al que sin timón le ha dado por la
vida contemplativa. Messi, por más que anotara, es la foto del Barça actual:
en Chamartín se dio todo un paseo, de puntillas, pasito a pasito. Si no hay
intervencionismo desde la cúpula, si el Atlético aprieta y el Madrid acelera
puede que ni la Liga la tenga ya tan cerca.
REAL MADRID, 2; BARCELONA, 1
Real Madrid: Diego López; Essien, Varane, Sergio Ramos, Coentrão (Arbeloa,
m. 69); Pepe, Modric; Callejón, Kaká (Khedira, m. 58), Morata; y Benzema
(Cristiano, m. 58). No utilizados: Adán; Carvalho, Özil e Higuaín.
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Thiago (Tello, m.
86), Busquets, Iniesta; Pedro (Adriano, m. 77), Messi y Villa (Alexis, m.
67). No utilizados: Pinto; Puyol, Cesc y Song.
Goles: 1-0. M. 6. Benzema. 1-1. M. 18. Messi. 2-1. M. 82. Ramos.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Alba, Piqué, Ramos, Thiago, Morata, Arbeloa,
Alves, Iniesta y Valdés. Roja a Valdés (m. 94).
Bernabéu. Unos 83.000 espectadores.
Un poco de chispa le sirvió al Madrid, más intenso, más agresivo. Menos dado
a la siesta de sobremesa propuesta por los azulgrana. De entrada, sin
Alonso, sin Özil, con Cristiano bajo techo, el Madrid fue Pepe. El
portugués, exiliado por la excelencia de Varane y Ramos en el centro de la
defensa, se enquistó en el medio campo. Toda una declaración de intenciones
de Mourinho, que ordenó un equipo cerrado, con Morata y Callejón a destajo
por las orillas, con Kaká y Modric para nada, extraviados en un encuentro
previsto para tapar y tapar, con la manta hasta el cuello. Un conjunto con
la persiana bajada en su propio estadio. La hinchada, con tal de la
victoria, lo perdona. De hecho, la gente se dio a la silbatina con el
trámite del Barça. Un tostón hasta para Oriente. Los barcelonistas con el
balón al trote para nada; los madridistas encantados en su guarida.
Un mal pase de Thiago para un Messi que quiso recibir sin chicha alguna,
derivó en un robo de Ramos, para el que no hay bolo que valga, y la
consiguiente jugada de Morata por el costado izquierdo. Su centro lo remató
Benzema entre la parsimonia de Valdés y Mascherano. El Barça de estos
tiempos: 14 partidos consecutivos encajando un gol. La presencia de Villa no
dio profundidad a los suyos. Da la impresión de que el ataque ya es algo
exclusivo de Messi, al que nadie se atreve a quitar ese foco. No hay apenas
desmarques de ruptura. Hubo uno, sí, del propio Messi, claro, que se
infiltró en área local tras un pase de Alves. Su remate bajo las piernas de
Ramos superó a Diego López, que no protegió bien su poste más cercano. El
empate fue un estrechón de manos, un beso entre ambos. Con la Champions a la
vista, todo un armisticio. Tieso el anodino Barça y con la mente en Old
Trafford su contrario. Un clásico somnoliento hasta el segundo acto. No es
que llegaran las florituras, pero los azulgrana ya no quisieron ni la pelota
y el Madrid se quitó algo las esposas. Irrumpió Cristiano Ronaldo y los de
Mourinho tuvieron otra marcha. Morata, en un partido muy completo, no solo
sujetó a Alves, sino que flirteó con el gol. Primero en un cabezazo al
lateral de la red; luego, en los mejores momentos del Madrid en un mano a
mano con Valdés tras un excelente servicio de Pepe. Roura movió ficha.
Alexis por Villa. Busca y busca el Barça quien escolte a Messi y no da con
la tecla. Alexis pasó de la grada en la Copa a ser el revulsivo. Sin
noticias de Tello, un agitador, alguien con descaro, profundo, picante.
Hasta Adriano se le anticipó en el cambio. A todo esto, ni un plano de
Messi.
Con más ahínco, con más empeño, solo el Madrid le puso garbo. Animado por
Cristiano y blindado por Varane, que crece y crece sin parar, los blancos
jugaron con comodidad, aupados por la pachorra visitante. Una falta de
concordia entre Piqué y Alves provocó un córner. Lo ejecutó Modric y Ramos
cabeceó a la red. En los tres últimos clásicos, tres goles de centrales
madridistas a balón parado. Otra evidencia de este Barça distendido,
aflojado, sin apetito. Poca cosa para un Madrid en combustión copera y hasta
para un Madrid con las miras en Manchester. La jugada final con Ramos
zancadilleando a Adriano no debiera valerle como excusa. El victimismo nunca
es una buena receta. Y, frustrado, lejos de mirarse el ombligo, el equipo
apela ahora al rollo arbitral. Se le vio a Roura en la previa copera y en el
Bernabéu a Valdés, descompuesto en su arrebato final con Pérez Lasa. Este
Barça necesita remedios inmediatos. Al club le toca mover ficha y tomar
decisiones. Sin alguien que le devuelva el colmillo, la desidia le puede
condenar al destierro absoluto. Ya no es suficiente ir a rebufo de lo que
fue.
Para el Madrid, una semana de rearme emotivo que le devuelve a la senda que
perdió al inicio del curso. Volará a Inglaterra fortalecido. Su paisaje es
otro y el descalabro liguero no solo tiene corrección, sino mucho más. En su
horizonte hay esplendor. Llega entero al momento culminante de la temporada.
Al revés que este Barça sin brújula, empecinado en verse por el retrovisor,
como si el presente fuera episódico.
Messi, como Di Stéfano
Al marcar por decimosexta jornada liguera consecutiva, el argentino Leo
Messi consiguió igualar un récord más en su impresionante carrera: a los 25
años, La Pulga ha celebrado 18 goles en los clásicos que enfrentan a Real
Madrid y Barcelona, tantos como el mítico Alfredo Di Stéfano, hasta ahora el
líder en solitario de la lista. Les siguen Raúl González, con 15 goles;
César, Gento y Puskas, que levantaron los brazos en 14 ocasiones; y
Cristiano Ronaldo y Santillana, ambos con 12.